SACERDOTES PEDERASTAS...La pus de la sociedad.


México es uno de los países en los que existe una enorme afiliación a la Iglesia Católica, donde millones personas defienden todo aquello que tiene relación con esta religión, llámense creencias, actividades, representantes religiosos o autoridades eclesiásticas en general. Y esto se debe en parte a que se reconocen las numerosas aportaciones que a lo largo de la historia el catolicismo ha hecho a la humanidad. Incluso en la actualidad se le agradece la difusión de ciertos valores que ayudan al resto de las instituciones a fomentar una sana convivencia social. Sin embargo, y sin caer en ninguna especie de ataque dirigido a esta religión, en los últimos días se han dado a conocer hechos inadmisibles por parte de sacerdotes y otros representantes católicos.


Quiero apuntar que desde un principio UPIIN se ha planteado una lucha en la que no hay prorrogas ni excepciones en cuanto a agresiones sexuales se refiere. Y por supuesto no callaremos ante los abusos cometidos por sacerdotes católicos.

La Iglesia Católica ha pasado a ser una institución más dentro de la sociedad. Con el tiempo ha perdido la esencia de lo que un día fue el sueño de un hombre que con su vida dio un mensaje que fue mal entendido por la mayoría. Tristemente la Iglesia Católica se convirtió en una instancia más donde se protegen intereses, donde existe rivalidad y competencia por el poder, donde también hay corrupción, donde abunda la hipocresía y donde el dinero también mueve las voluntades.

Sé que muchos lanzaran injurias por ésta opinión, pero por un solo momento, quisiera que reflexionáramos fríamente y abramos los ojos a esa realidad, no por eso dejaremos de creer en el mensaje esencial, por un momento dudemos de la inocencia de aquellos sacerdotes, dudemos de las sin intenciones por parte de las autoridades que no hicieron nada cuando se dieron cuenta de los abusos sexuales cometidos por éstas personas. La Iglesia Católica y todos sus representantes no son tocados ni iluminados por Dios mismo. Nadie les ha concedido poderes sobrehumanos que los haga diferentes a los demás, ¿por qué entonces son intocables?, ¿Por qué se les protege?, ¿Por qué se les permite que cometan los más miserables delitos sin que se les impugne el debido castigo?

La fe ciega ha permitido todo eso y más. Por eso hago un llamado a todos, a que no sigamos siendo cómplices de esos delitos aunque quienes los cometan sean aquellos en los que creemos fielmente, o que consideramos ejemplos de vida. En realidad hablando en ésta área, existen muy pocos sacerdotes que merecen estar al frente de la sociedad, y existen muchos que no merecen siquiera el más mínimo de los respetos.

Ante todo, católicos o no católicos, somos padres de familia, abuelos, hermanos o vecinos de un niño o una niña y eso quiere decir que ante todo nuestro deber es protegerlos de aquellos que pudieran lastimarlos. Seguramente, muchos no tenemos nada que ver con aquellos niños que fueron abusados por sacerdotes católicos, quizá hasta muchos dudarán de si estos hechos fueron reales. Lo cierto es que pudo ser uno de nuestros hijos, pudo ser tu hermano o hermana, pudo ser nuestro pequeño vecino. Y, si hubiera sido así, ¿realmente te callarías?, ¿Qué hubieras hecho si realmente uno de esos niños abusados hubiera sido tu hijo?, ¿antepondrías la imagen pública del sacerdote a la inocencia de tu hijo?, por mi parte puedo responder que no.

El abuso sexual infantil no es algo que se comete y se olvida con el paso del tiempo. El abuso sexual infantil destruye vidas, mata la inocencia, y, ¿Qué sería del mundo sin la inocencia de los niños?

Por eso UPIIN exige y alza la voz para que todo sacerdote pederasta sea entregado a la justicia civil y sea condenado por sus delitos. Ellos representan la pus de la sociedad, son una infección que no merece andar libre.

Al mismo tiempo, UPIIN hace un llamado a la gente para que protejan más a sus niños y niñas, observen más a las personas con quienes conviven, comuníquense de manera efectiva con sus niños, pero sobre todo créanles, denles confianza y háganles saber que ustedes los defenderán siempre y en cualquier circunstancia contra quien sea; No confíen ciegamente en sacerdotes y delátenlos cuando sepan de estos actos. El silencio en casos como éste es sinónimo de complicidad, pongamos un alto a la cadena de abusos. Exijamos día con día acciones reales para frenar estos delitos. Sabemos que desgraciadamente las leyes no son del todo la solución, pues  aún es poco el castigo que se les asigna a peredastas, y ésto en gran parte se debe al silencio de las victimas y a la falta de uníon entre la gente para defender y alzar las voces. Es momento de cambiar esta realidad y dejar de creer ciegamente en quienes hipocritamente pretenden decirnos como vivir.

Nosotros somos los únicos que podemos proteger la inocencia infantil y somos lo único que los niños tienen. No los desamparemos por defender a gente corrupta que se esconde como el lobo disfrazado de oveja en el rebaño.

Unión por la protección de la inocencia Infantil.